viernes, 13 de febrero de 2015

Renglones por la vuelta.    
                                                                              Eduardo Pérsico  
        Después  de  andar  tantas brumas  ajenas a nuestra  cadencia al contarnos las cosas, y  lejos ya de  tantos  sitios ‘presurosos, dinámicos  y progresistas’,  según suele decirse,  o más allá de los mares como también se dice,  de  nuevo en esta calle te cuento muy quedo, despacito,  casi como un chamuyo a una mujer querida,  jamás pude olvidarte  mi ciudad,  tanto te quiero.
       Es que yo soy de aquí. Me parió algún silbido vértice de una estrella. Y aunque suene  a  requiebro recurrido y tanguero,  es mío este paisaje con almacén de barrio ahí en la  esquina y un gato querendón  en la pared de enfrente.  Ese mismo felino tenaz  enamorado con luna a contraluz sobre  su lomo pardo. 
  
    Barrio de por ahí nomás por decir de algún modo. Bonaerense surero,   según suelen nombrarlo  y hoy  vale todavía,  con laburantes tempranos  caminando apurados sanguche  bajo el brazo.  A veces en esos barrios de viejos caserones;  los mismos de saciar las cámaras modernas de  paseantes lejanos.   
     Entrevisto paisaje donde sin ir más lejos,  no es vano imaginarse en el hueco de un patio a un tenaz  guitarrero cantándose  un tanguito y esas cosas. Todavía…
          No es un gran territorio, ni hay siquiera turistas de perseguir  misterios.  Este mismo y exacto es mi sitio en el mundo;  el lugar indicado y de eso  estoy seguro.  El punto de mi origen. El del brillo entrevisto en un ramo de estrellas y renglones  verseados cada tanto  a un oído,  en romances  desprolijos ya de lejanía y  pasados  que ni guardan nostalgia.  
        Eso sí, en el mismo paisaje  sentí  una vez nunca olvidable el taimado cuchillo en mi esperanza, y de ahí  una pronta lejanía.  Esa ausencia por dentro que obligara a coserle más de un remiendo  a la nostalgia. Cosas que sucedieron.   
       Así que al respirar de nuevo  aquí, casi como al descuido  descubro tu vestido nuevo que te luce tan lindo.  Y acrílico, metal y supermarket,  moto, casco y bluyín con una piba adentro,  es  mi sitio apropiado y el resto,  mapamundi.  (Feb.015)

___________________________________________________________________________ Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. 

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