miércoles, 3 de noviembre de 2010

Argentina y su latente mística peronista. Opinión.

 
Sin Néstor Kirchner, grupos políticos y la nueva juventud militante propician actualizar  el transformador  ideario del ’45.


         Al menos para quienes vivimos algunas décadas, si trajinamos mal la historia la memoria se convierte en intrusa de uno mismo. Así que mejor es evitar que los recuerdos se amotinen por su cuenta al menos ante aquel 17 de octubre de 1945, cuando mi viejo manejaba un ómnibus del parque de Lomas de Zamora al Dock Sur, y en aquel mediodía se volvió a casa cuando los matarifes de frigorífico Anglo salieron a la calle. La mayoría eran seguidores del dirigente sindical Cipriano Reyes, - un alto valor que bien merece justicieros párrafos alguna vez-  y uno apuró a mi viejo ‘largá negro que hoy no trabaja nadie’; más que suficiente. Ya entrada la tarde y él tomaba mate y me veía pelotear con una ‘de veinte’ en el patio, llegó don Justo, un grandote de enfrente y me llevaron de acompañante a la avenida Pavón a ver el gentío hacia Plaza de Mayo. Sobre el antiguo puente Escalada ellos dos, que la iban de radicales pero supo decir mi vieja veían bien las obras del Partido Conservador, se convidaron  cigarrillos y al subir unos de la fábrica de cacerolas con rastros de esmeril en la cara  gritando fuerte, mi viejo y don Justo se habrán dicho ‘esto va en serio’.
         
La avenida aún era empedrada y al bajar vimos un  tranvía sin gente, mi viejo y el otro hablaron con unos del Partido Laborista en un comité de un tal Raúl Pedrera que luego fuera diputado. Serían las cinco, hacía rato  que la gente iba a la Plaza de Mayo, pasaron unos de la Cristalería con un cartel y con ellos los dueños de la carpintería Suárez que se sumaron a los cinco o seis obreros. Era zona de talleres sin patrones millonarios y algunos se unieron a la manifestación y esa tarde se decía que Perón estaba en el Hospital Militar y no preso en Martín García, y ahí al tiempo supimos que uno de uniforme dijo ‘señores, la detención del coronel Perón es asunto del ejército así que vuelvan tranquilos a su casa’. Pero la plaza estaría casi llena, no había millones, y cuando casi a medianoche apareció Perón esa multitud había enronquecido y ‘el Coronel del Pueblo’ en el balcón de la Casa Rosada levantó los brazos para agarrarse del Poder hasta su muerte;  hoy repiten algunos; los auténticos laburantes de la Argentina sintieron un cambio más que importante, profundo, sustancial, trascendente o cualquier otra adjetivación, una transformación esencialmente íntima. Y sí, ese aire novedoso de gritar ‘perón perón’ les daba un honroso empate antioligárquico pero sin vuelta atrás, ese 17 de octubre de 1945 se produjo en todo el ámbito trabajador la liberación psicológica del obrero ante el patrón. Algo que a sociedades objetivamente más desarrolladas les sigue demandando generaciones, como en la Europa actual…
        
Fue normal que el Poder de entonces en Argentina sintiera el impacto, tomara nota y al día siguiente luciendo su excelente oficio de manejar avatares políticos se iría acomodando a la nueva instancia. Por eso y sin precisar números ni fechas, quizá al morir Eva Perón en el 1952 el Poder de turno en Argentina precipitó dentro del peronismo sin prensa opositora ni escándalo denunciador, a persistentes sindicalistas menos combativos y más millonarios. Aún sobre el escenario los destellos de la Revolución Libertadora de 1955, las persecuciones y los fusilamientos en Lanús y José León Suárez en 1956, menos de una generación anterior por los años setenta, surgieron López Rega y su banda criminal Triple A. las complicidades de algunos sindicatos y el broche de oro llamado Carlos Menem. Un inclasificable que además de propiciar viajes a las estrellas, en nombre del peronismo enajenó el patrimonio nacional más valioso a corporaciones y derivados. Es verdad que en eso de regalar ese ícono farandulero cumplió al desembarcar en el peronismo a filibusteros varios, no pocos de apellido tradicional que cimentarían dentro de un partido que naciera como un progresista envión de los trabajadores, un cenáculo reaccionario que ahora ofrece una vertiente exclusiva para empresarios de lo que sea, llamado Federal, bien estrambótico y políticamente previsible por derecha
     Y por ahí y dentro de cada recesiva contradicción del peronismo, no fácil desde lo estratégico y menos de lo ideológico, el kirchnerismo  rebuscó casi ‘contra natura’ no pocas recetas del movimiento nacido en 1945. Que sin mayor detalle significó jubilación de  amas de casa, asignación universal por hijo, alejamiento del FMI, recuperación de las cajas previsionales privatizadas por el Menemato además de toquetear algunos resortes de la economía que le ocasionaron golpistas reacciones de ‘la gente de campo’, - un artilugio semántico, por llamarlo- al dinamizar  la Administración Federal de Ingresos Públicos cuyo titular el día 2 de noviembre del 2010, hace unos días y ya muerto Néstor Kirchner y la presidente en Casa de Gobierno, describió ante los diputados oficialistas y opositores dentro el Congreso Nacional las maniobras evasivas de las grandes exportadoras de cereal para eludir el obligatorio pago de los impuestos. Y aprovechó el funcionario para volver a denunciar que los empleadores del sector rural mantienen en negro al 74 por ciento de los trabajadores. Un ocultamiento o más bien crimen tributario, imperdonable al sector históricamente más privilegiado de la Argentina que también y que acaso por tradición familiar, se inscribe individualmente entre los ‘contribuyentes’ más descollantes como evasores de impuestos en nuestro país. Con activa participación de personajes bien conocidos en los medios de comunicación, que suelen pontificar sobre la sacralidad de la propiedad privada, la democracia, el republicanismo y la salud de las instituciones, pero en definitiva atorrantes que a la hora de pagar, últimamente y ya sin los militares que hicieran el trabajo sucio por ellos, cortaron las rutas y desabastecieron el país divertidamente. 
         Esta visión sin ánimo de totalizar sesenta años de historia con tantos afluentes propios a cualquier país, apunta a ubicar algunos datos que no harían caprichosa una refrescada versión del primer peronismo, algo que a ráfagas buscaron los últimos dos gobiernos constitucionales del llamado kirchnerismo con algunos aprestos exitosos y otros no tanto. Que fueron  visualizados al intentar gravar más las retenciones a la exportación de soja y chocar con las tradicionales entidades del campo y sus asociados campeones de la evasión impositiva; al proteger la gestión del Banco Central ante las entidades financieras internacionales y autóctonas; el no transigir con la curia trepidante ante el avance de hábitos más igualitarios y civilizados; y el fuera de protocolo ante las intocables Fuerzas Armadas de Néstor Kirchner, al ordenar la quita en los reductos militares de los cuadros de sus represores más notorios y sumado a ese hecho símbólico tan caro a los de uniforme, el querer agilizar el juzgamiento de muchos de ellos. Eso  con más alguna otra decena de medidas mellarían la buen relación con los opositores, pero resultados y estadísticas advierten que sirvieron a mejorar las condiciones de la población. Y todo aquello más otros intentos no obtenidos que los hay y atención a esto, luego de la muerte de Néstor Kirchner devendrían en la irrupción de miles de jóvenes por los alrededores de la Casa de Gobierno, tal vez el fenómeno más clarificador de estas jornadas. De toda clase y condición pero con preponderancia de cierta clase media baja, a rachas mayoría entre los argentinos, mujeres y hombres  aalieron a integrarse a una interminable fila de rendir el homenaje póstumo a Néstor y mayoritariamente, a saludarlo por primera vez. una despedida y saludo de bienvenida a la vez en cuanto no pocos recién llegados hasta repitieron que el ex presidente viviría ‘en el corazón de su pueblo’, expresión que retornó esa tarde lluviosa. Y bien nos divisó estos perfiles el historiador Oscar Actis al apreciar  que ‘este magma donde la sociedad se mueve de una forma por arriba y otra por abajo, la muerte de Kirchner puede ser un punto de bifurcación por la aparición de un colado que nadie invitó al velorio, la juventud nada menos’. Y sí,  porque en cuanta oportunidad en que la historia se condensa, el establishment atento en revalidar su diploma por siempre provisorio recurre a venerar sus instituciones en un intento de permanecer. Y en este caso puntual la oposición no dudó en discursear su acompañamiento a Cristina Kirchner, encubriendo en esto la visceral decisión de llevarla hasta la puerta de salida que al parecer, para la presidente no existe. Por lo que sin delirar mucho con el destino de las sociedades, del sitio que llega ocupar la juventud nunca se vuelve y no pocas veces habilita a instancias que aunque no lleguen a La Revolución se arrimen a cierta instancia módicamente parecida.

1 comentario:

  1. Leí tu nota desde El Ortiba.org
    Me gustó mucho y esperemos que la política en la juventud, se arraigue aún más.
    Un abrazo.

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