viernes, 3 de septiembre de 2010

RENGLONES LUNFARDESCOS.

BAR ESCALADA
.
Feca de la estación, bulín al paso,
cuánto extraño tu tibia lejanía,
tu foto de Gardel y el escolaso
que hice en tu mesa con mis alegrías.

En conversa y billar se fueron yendo
horas del viejo bar, tiempo atorrante.
Sonaba el fono, llamaba alguna mina;
fierros del metejón, cuore flamante.

Memoro tu barullo y en la zurda
se me atropellan pálidas y brecas.
Boletos sin cobrar y tanto olvido.

Más al fin, en la extraña meresunda
de este casete grabao en mi cabeza,
sos cacho de mi sueño preferido.
^^^^^^
{



MAESTRA DE QUINTO.

Mina primera que abrojó mi anhelo,
¿tras cuántos grises quedaron encendidos
tus ojos, faroleando en mi desvelo
de mapas y deberes corregidos?

Te arrimo el randevú de mi parola,
un sencillo tanguito, cachusiento,
a vos, que me enchufaste en la zabiola
estos truchos palotes de mis versos.

Porque segunda madre y primer sueño,
dulce maestra de mi quinto grado,
siento aromas de tiza y pizarrón.

Y en este examen por sentirme dueño
de regresar a pibe, retardado,
hoy te bato mi caliente metejón.
<<<<<<



LABERINTO CANCHERO.


A Jorge Luis Borges.

'El que dice burgués pronuncia Borges',
tartamudeó el chicato, despacioso,
junando al cielo con cara de pirado,
careteando en fingir hacerse el oso.

Los giles daban huevos por ficharlo:
poderlo franelear, enchabonados
a escracharse con él. El cholulaje
la juega de arrastrón en cualquier lado...

Pero el Yoryi fue un seso de primera.
Un pensante entrenao de ponga y meta.
Un marote a bastón yirando el mundo.

Que a veces se zarpó, como cualquiera,
y nos dio embole con su manganeta
de viejo sobrador, turro y profundo
^^^^^


LA FLACA

(In memorian, sin soneto ni sanata)
La jugaba de Freud y Tallaferro,
también de Marx y Catulín Castillo.
Tenía miga en el bocho la sofaifa
chamuyando balurdos que dan brillo.

De mufas, yo que sé, una ponchada...
Sabía el antes, el después y el que sé cuánto.
/Reciclaba fangotes de mi abuela
pa' batir mi porqué del desencanto/

Si andaba shome, con orsai del cuore
y embroyao de recuerdo el cablerío,
se acodaba a mi estaño, madrugada,
a escabiarnos una lágrima de olvido.

Lástima el punto que traía de arrastre,
un pinta casoriao, de verso y calma,
que le hizo un curro chambón del amorío
y le rompió hasta el himen de su alma.

Era pinga la flaca, era muy pierna;
Casi fue dueña de mi lado izquierdo.
Ternura inolvidable de amueblada...

De no haber sido por su chamuyeta
que cinchaba a Lenín con Pirandello,
no la habría tumbado la pesada.
^^^^^^^


PUNTO FINAL.

Se afeitó como pudo, era la hora.
Armó el bagayo y se quedó esperando.
La parca le batió 'venga la llave,
se acabó tu pensión. Vamos andando'.

Y olvidao entre nubes y angelitos
escurre que en La Nada no hay fandango:
reventó con tres millones en el bolso
y Dios no le da bola, ni coimeando.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

FIOCA,

A mi viejo Pablo.

En el treinta era liso de yuguiyo
sobrando escracho con su trucha langa.
Remolón pal’ boliche y el escabio:
piantaba al trago que no le hiciera falta.

Era pinta dequera, sin camelo.
Inglés el casimir, alto y morocho.
Cuando rajó Irigoyen la yiraba
montado sobre un Oakland ’28.

Era radicha de alma, yo lo supe,
me lo batió un jovato en un estaño
que anduvo a rueda de él y de otros cosos
en el Avellaneda fulo de esos años.

No precisó ser olfa de caudillos
pa’ tirar su cafiola entre la mersa.
Minga de lata y bufo en la cintura,
la jotrabó de simpatía y conversa.

De profesión “chaufeur” el caralisa,
la yuta lo enrolaba en los decentes.
Cada cambio de chafe era tachero,
su otra ocupación independiente.

En eso andaba aquella noche bronca,
cuando un dorima arremetió de chumbo.
Informe policial: “asalto a un taxi.
El choferato se encuentra medio fundo”.

Nunca ortivó la justa de ese fato,
A mí me la contó muy diferente.
'Era un punto mamao'. 'Me olvidé el vuelto'
'Se ensartó con otro fercho, confidente'.

Se nos vino tordiyo y sin Carmela
se bancó la barraca de su estampa
No acusaba el retiro pero anduvo
ladeao dos años con un fueye en yanta.

Subió al Lacroze por el mes de agosto,
casi me saludó desde el estribo.
Yo miré pa’ otro lado, me hice el boncha.
¡justo cuando empezaba a ser mi amigo!

Hoy lo imagino de capota baja,
Yirando con un Santo de ladero.
Haciendo facha en la puerta de San Pedro
Y atracándose a las vírgenes del cielo.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<


CANTOR DE PATIO
Suena a cuento que existió aquel guitarrero
alentado a tintillo y madrugada,
¡y qué gusto campanearlo al apilarse
montado en las seis cuerdas desgastadas!

El cantor que por siempre irá cantando,
vestía su corbatín y un saco oscuro...

Remontaba canciones nostalgiosas,
palabras amarillas del olvido,
las índoles del viento en cada estrofa
y un contracanto bronca en el rasguido.

Destemplado cantor del barrio antiguo,
adherido en el patio a un valsecito;
las yiros veteranas le apreciaban
su modo de junarlas, despacito.

Decía de andares con hembras y cuchillos,
y amaneceres lerdos, y neblinas.
El cantor melancólico del patio
tenía en la voz simpleza de glicinas.

Cayó sobre su sombra en un rasguido
el guitarrero aquel, de patio y vino.
<<<<<<<<<



AL AMANECER.

Cruza el 'autito azul', inclaudicable,
Por la avenida, sola, va una mina.
enganchado a un silbido arma su kiosco
el que vende los diarios en la esquina.

Un laburante aguanta en la parada
a un bondi demorao, que nunca llega.
Vienen dos pibes compartiendo un fumo,
reventados de birra y tanta yerba.

Y de coraje trucho, los pendejos
nafan el casetín, de atropellada
a un checo estacionao lejos del foco.
Y siguen su rolar, como si nada.

Al toque curran a la pobre mina:
sevillana, cartera y disparada
cuando el autito azul, ¡qué mala leche!
lentamente volvía de recalada.

El mayor fue boleta de movida:
chumbazo y a cobrar, sin balotage.
Y aunque el más chiquilín siguió de vuelo,
los canas lo dejaron que se raje.

Un chorito finucho en la cuneta.
Baja el taquero del auto patrullero.
Viene el coleta que tardaba tanto.
Truena en la radio un tango de Rivero.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<



AQUEL VECINO.


El hombre se escribía su versito
iluso que una vez alguien dijera:
'sí, es el que yo le digo, uno bajito
que vive aquí nomás, a dos veredas'.

Nadie lo veía andar, sombra en la niebla,
perdiendo sin cesar sitio en la fila.
O soledoso algún domingo al parque
a chamuyar con el yobaca de la estatua.

Todo cuánto buscó lo halló deshecho,
sin gloria ni manera de un regreso.
La vida hizo la suya sin mirarlo,
ni un cacho de atención. Menos que eso.

La muerte lo emparvó sin darle aviso.
Una siesta, cansao, siguió de largo.
El hijo no llegó, estaba en viaje.
La esposa lloriqueó más que llorarlo.

'De puro cabezón no vivió mucho',
ella, que ya ni apenas lo corneaba.
El mundo sigue igual. Sonó el vecino
que soñaba versitos. Casi nada.
<<<<<<<<<<<<<<<




POLITEAMA.

 


Palabras desde aquel bar,
mi rincón que un otoño se fuera.

A este Buenos Aires lo inventamos cien locos,
cien tipos aburridos cerquita del suicidio.
Y esta tarde me puse a mirarle la entraña
/boliche de mi barrio, cómo se habrán reído/

Los sábados se instalan sobre mi lado óseo,
ese costado duro donde adormece el canto.
Y este sábado agosto llueve todas las lluvias
y yo esperando a nadie. Lo hago de tanto en tanto.

Tuñón pasó hace un rato. Me regaló angelitos.
Erdosain se fue lento chapoteando su angustia.
Un protestón barbudo me propone revueltas
y gardeles de trapo cantando letras mustias.

Un diariero aguachento bancando pulmonías.
Taxi, va una pareja y amueblada furtiva.
Cruza un fiolo empolvado que olvidó el almanaque:
rebusque vespertino de yiranta aburrida.

/Qué sábado a la tarde de lluvia y compañía/
Ni está el loco de siempre explicando razones
y este costado duro donde recuesto el canto,
hoy lo mastica el solfa de antiguas frustraciones.

Me lo comen las minas que habitaron mi sábana
y amasados acordes de insomnio guitarrero.
Esta astucia constante de estafarme yo mismo
y mi triste zoncera de creerme mosquetero.

Politeama, boliche, te inventaré otro sábado
con pibes que nos suban remando la alegría,
y que canten gritando su manera futura
aunque la tarde escurra pañales de agonía.

Que entren sin importarle lo que dijimos antes,
y si importa, que apenas nos digan buenas tardes.
Que esta mufa no siga llorando letanías,
Y se muera el cafiolo y el diarero se salve.

Yo te juro, me borro de escribirte palabras
aunque aquella no vuelva cuando llegue ese día.
Ni le diré al mozaico que manotea la guita
/un feca cuatro mangos... qué cara está la vida/
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<



No hay comentarios:

Publicar un comentario